Choderlos de Laclos, Pierre-Ambroise-François
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10,85 €Afirmaba en1939 el gran novelista, pensador y polÃtico francés André Malraux en un texto que reproducimos aquà a modo de prólogo: «Las amistades peligrosas es el relato de una intriga». Si porintriga se entiende la posibilidad de influir sobre los hombres utilizando suspasiones, o sea sus debilidades, tenemos sin duda entre las manos una de lasmás notables novelas de intriga, pues de lo que se trata aquà es exclusivamentede pasiones y de las maniobras a las que se entregan, con extrema astucia,lucidez y cinismo, los protagonistas para alimentar y controlar en todo momentoel juego de la seducción, del deseo sexual y de la vanidad. Algo en este juego,en principio sometido a los rigores de la inteligencia y del conocimiento,escapa, sin embargo, a su gobierno: esa sombra de fatalidad que late entodas sus jugadas no es otra que el erotismo. Un erotismo que nace de y en lacoacción de las leyes del propio juego.Veamos: Valmont quiere acostarse conla marquesa, que ya no quiere acostarse con él. Quiere acostarse con lapresidenta Tourvel, que no quiere hacerlo. Se acuesta con Cecilia, que enrealidad quiere acostarse con Danceny. Cuando la marquesa se acuesta con Prévanlo hace con la obstinada intención de expulsarle. En toda esa ya célebreapologÃa del placer, ni una sola pareja se mete una sola vez en la cama sin unaidea preconcebida en la mente. Y esta idea es, casi siempre, la coacción,coacción que ya no es fuerza, sino -y en ello radica su grandeza- persuasión,cuyo utensilio más refinado es, naturalmente, la mentira.